sábado, 2 de septiembre de 2017

Primer impacto


Mientras me adaptaba al horario y estilo de vida del que va a ser mi hogar durante estos meses, he ido conociendo los tres colegios, a sus profesores y sus alumnos.
El viernes participé en la jornada de una clase de 35 niños y niñas de 9 años, donde conocí a Manuela, todo un ejemplo de superación, ya que nació sin brazos, característica que no le impide hacer lo que el resto de sus compañeros.
Es una niña admirable, muy atenta y trabajadora, que utiliza sus pies como manos con una agilidad asombrosa. Pude ver cómo escribía, cómo abría su merienda y comía, cómo metía su piececito en el bolsillo de la chaqueta para sacar unas monedas y contarlas, y entre otras muchas cosas, la más importante que pude ver fue su sonrisa, la de una niña de 9 años feliz, que aprende y se divierte junto a sus amigos sin dificultad.





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